“¿Semana del Seminario?”
El sacerdote, para mí, da vida a través del llamado: es Dios el que habla y quien predica a través de él al mismo tiempo es ejemplo para los jóvenes que tienen inquietud de vivir esa experiencia de saberse llamados y amados por su Señor.
Tiempo antes que mi hijo ingresara al Seminario Mayor, tenía un apostolado en la Parroquia del Espíritu Santo, recuerdo que llegó a ser coordinador del grupo apostólico y también Ministro la Comunión, fue en ese momento cuando tuvo la inquietud hacia el sacerdocio ministerial.
Estudiaba la preparatoria cuando nos comunica su deseo de ingresar al Seminario Mayor, y al mismo tiempo él inició los Círculos Vocacionales. He de admitir que sí fue una sorpresa, porque como papás deseábamos que nuestros hijos tengan una carrera convencional, una familia, y de ahí, nuestros nietos.
Tras varios años, ahora vemos que hay mucha difusión y, sobre todo, más oportunidades para que los jóvenes se den la oportunidad de saber si el llamado que siente es, en efecto, su vocación. Hay más apertura y momentos para platicar con un sacerdote todas las inquietudes que un joven trae dentro de sí, cosa que en su momento, a lo mejor, no éramos tan conscientes.
He tenido experiencias personales a lo largo del camino que llevó a mi hijo a ser sacerdote, a conocer más a Dios y a servirlo. Puedo decir que para mi familia es, realmente, una bendición el haber sido elegidos para ser parte y acompañar la vida de un sacerdote.
Así es como un sacerdote da Vida, en su relación con y para nosotros, dando respuestas a las dudas, a lecturas no comprendidas, y sobre todo aconsejando y acompañando a los jóvenes y personas adultas.
¡Gracias Dios por darnos un sacerdote para dar Vida!
María del Rosario Solís Chan
Mamá del Padre Cristhian Cáceres Solís