Alejandro León Mijangos.
Alumno de la Etapa Discipular
Pasó primero un viento fuerte e impetuoso, que hacía temblar las montañas y quebraba las peñas pero el Señor no estaba en el viento. Al viento le siguió un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto. Al terremoto le siguió un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego. Al fuego le siguió una suave brisa… y la voz del Señor le habló…” 1Re19, 11-13.
Muchos familiares y amigos me han cuestionado con:“¿por qué les encierran en el Seminario?, ¿Por qué les desconectan y les aíslan en el Seminario?, ¿vives de lunes a sábado? Pues sólo te vemos los domingos y por unas horas nada más” … así como con todas las variantes posibles que se puedan hacer de la misma idea de la que se derivan dichas preguntas.
¿Es acaso necesario “aislarse” para poder descubrir mi vocación? Pienso que sí: “Subió después a la montaña, llamó a los que él quiso, para que estuvieran con Él” Mc3, 13.
Escuchar a Dios requiere un esfuerzo de escuchar y para hacerlo, hay que hacer silencio… “Al fuego le siguió una suave brisa… y la voz del Señor le habló…” 1Re19, 13”… Dios habla a través de hechos concretos de la vida, su voz se da en las experiencias vividas que sólo mediante un ambiente de silencio, se podrá mirar a contra luz el paso de Dios en ello y entonces mediante un diálogo con Él, encontrar el sentido de lo vivido y la dirección que Él sugiere es: seguir enfocándose siempre, no a lo que yo vea conveniente sino a lo que el Maestro solicita; confiando en que si me lo ha pedido, es porque Él estará sosteniendo mi respuesta en cada paso concreto que dé.
Oración y los momentos de introspección son esenciales en el descubrimiento de la vocación, porque el llamado viene de Dios y tiende hacia Él como su fin; por tanto, es importante e imprescindible tener espacios destinados a ello y respondiendo a la pregunta de por qué el Seminario es un lugar propicio para descubrir la vocación, es porque su mismo dinamismo te lleva a tener en tu día espacios destinados a ello –de los cuales se espera que, sea cual sea el camino que Dios quiera para ti, permanezcan como parte de tu día- en los cuales eres guiado para escuchar la Voz de Dios y no caer en el peligro de escucharte a ti mismo. Por tanto, sí, el Seminario es un lugar propicio para encontrar la vocación, alguna de las tres: sacerdotal, religiosa o laical; sin embargo, el mismo itinerario formativo del Seminario está hecho para discernir la llamada al ministerio ordenado (sacerdotal) pero en el camino, se puede descubrir si el Maestro llama al sacerdocio ministerial o a alguna de las otras vocaciones. Del Seminario han salido sacerdotes, así como también –previo discernimiento- padres de familia y religiosos que están entregando día con día su “Sí Sostenido” al Señor en la vocación que descubrieron durante su paso por el Seminario.
Los invito a orar, especialmente en esta Semana del Seminario, oremos por la perseverancia de todos los seminaristas para que sepamos aprovechar los tiempos, para estar con el Maestro y responder con la vida a su invitación que serán frutos abundantes para la Iglesia, y en concreto para la Iglesia de Yucatán. Nuestra Señora del Rosario; ruega por nosotros y por nuestro Seminario.